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Mugello 2010 fue un punto de inflexión para Valentino Rossi. Aquel fue un fin de semana fatídico para todos los aficionados al motociclismo, y para él mismo. Rossi salió a pista el sábado por la mañana en la última jornada de entrenamientos libres del Gran Premio de Italia, y se fue al suelo, una caída bastante grave donde las haya. Aquel accidente marcó el fin de un ciclo para Rossi, que luchaba por la temporada cara a cara con su compañero de equipo, Jorge Lorenzo.
El 46 venía de una temporada muy competida contra Lorenzo: ganó la primera carrera en Qatar y clasificó en el podio en Jerez y Le Mans. Hasta que llegó el GP de Mugello, su casa, la casa de los tiffosi. "Sabría que esa temporada habría una gran batalla con Jorge, Pedrosa, Stoner", narra Rossi en el documental 'Tales of Valentino' de MotoGP. La lucha por seguir siendo el rey de MotoGP había empezado en esa temporada 2010.
"Después de Qatar tuve una lesión mala haciendo motocross. Me dañé mucho el hombro derecho. Mucho mucho. Sufrí mucho. Desde ese momento todo fue más difícil porque tenía mucho dolor cuando montaba en moto", explica el 46. A pesar de ello, volvió a pista e hizo dos podios seguidos.
Y llegó el fatídico GP de casa para el italiano, Mugello. "Sabíamos que ese GP iba a ser la clave de la temporada entre él y Lorenzo", dice Matteo Flamigni, el técnico de datos de Valentino desde 2004 y hasta su retirada. En los libres de ese sábado, Rossi salió a pista, y Pedrosa iba justo detrás. De repente, Rossi perdió la delantera de la moto y se fue al suelo. Una caída mala, muy mala.
"Recuerdo cuando vi el accidente, y luego vi su pierna no en la posición indicada. Veías cómo tenía un sufrimiento extremo. Fue algo dramático y terrible de ver", narra Lin Jarvis, que presenció todo desde el box. "Entró en una zona de curvas de derechas, luego cambió a una curva de izquierdas. Le pasé, me estaba esperando, y después lo único que recuerdo es que estaba en el suelo. Perdió la parte delantera, no tenía grip", explicaba Pedrosa. Allí se acabó su racha de 230 carreras consecutivas en la parrilla de salida de MotoGP. El fin de un ciclo.
Las caras en el box eran amargas. Algo malo se intuía. Valentino se retorcía en el suelo, con la pierna completamente torcida. Fractura abierta de tibia y peroné en la pierna derecha. Fue inmediatamente trasladado al hospital más cercano mientras se despedía de los periodistas que le fotografiaban con una sonrisa. Al menos dejaba un atisbo de calma.
Rodeado de sus más cercanos: mecánicos, Uccio, jefes de equipo... Valentino pasó unos días en el hospital, y aunque todo apuntaba a una lesión a largo plazo... Rossi quería romper los esquemas. "Inmediatamente después quiso volver lo antes posible porque realmente quería ganar el campeonato. No sabríamos cuánto le llevaría, si tendría que perderse dos, tres, cuatro carreras", comentaba Brivio. Se perdió Mugello (Pedrosa), Assen (Lorenzo) y el campeonato ya pintaba bastante mal."Carlo Casabianca, su preparador atlético hizo un trabajo fantástico, tanto en su pierna como en su cabeza en el sentido de no rendirse, seguir adelante", recuerda Uccio. Volvería para el GP de Sachsenring, con las pilas cargadas, todavía en muletas, mes y medio después, 41 días. Iba con confianza, antes se subió a la Yamaha de Superbikes y rompió el récord de la pista en Brno, comenta Uccio.
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Y volvió. Vaya que si volvió. Hizo una excelente carrera, para el recuerdo. A punto estuvo de quedar tercero, pero en la última curva, le arrebataron el podio. Aquel Mundial se lo llevó Jorge Lorenzo, y Rossi quedó tercero en la general. El año siguiente firmaría por Ducati, y hasta el día de su retirada, no volvería a ganar un campeonato más.