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Equipos y pilotos del Mundial de Motociclismo empiezan a plantearse la necesidad de evolucionar la categoría de acceso al Continental Circus. Los cambios recientes en la normativa de edad mínima para poder llegar al campeonato del mundo y los graves accidentes que se han registrado en las clases benjaminas a lo largo de 2021 y 2022 pueden ser dos aspectos fundamentales a la hora de cambiar una categoría que muchos empiezan a considerar demasiado lenta para los estándares actuales.
Moto3 irrumpió en el Mundial de Motociclismo en 2012, dejando atrás a las 125 de dos tiempos para apostar por motores monocilíndricos de 250 cc, cuatro tiempos y 60 cv de potencia, propulsores que además debían venderse a bajo precio -no más de 16.000 euros- y mantener un esquema mecánico simple y de fácil mantenimiento, primando su longevidad por encima de sus prestaciones puras.
Con el paso del tiempo, la clase benjamina no ha avanzado prácticamente nada en términos de planta motriz, y aunque los prototipos actuales son netamente más rápidos y competitivos que las primeras Moto3 estrenadas en 2012, muchos coinciden en que esta categoría ya ha alcanzado el tope tecnológico que marca el reglamento técnico del mundial.
Al ser motos tan simples a nivel mecánico y no ofrecer unas prestaciones brillantes, es habitual ver grupos enormes en las carreras de Moto3 y peleas de hasta cuatro y cinco pilotos frenando en paralelo para lograr avanzar una posición. Esto convierte a la clase benjamina en una de las más emocionantes, pero también implica un mayor riesgo en caso de caída y atropello posterior por parte de un rival que rueda muy pegado.
Sucedió el año pasado con Jason Dupasquier y también en el paddock de Supersport 300 con Dean Berta Viñales, y hace sólo unos días teníamos que lamentar el fallecimiento de Victor Steeman, de nuevo arrollado por otro compañero de parrilla. Quizás suene paradójico, pero en el mundo de las carreras de motos, hay ocasiones en las que más velocidad también implica más seguridad, y si las Moto3 fueran más difíciles de llevar, los pilotos lo tendrían más fácil a la hora de marcar diferencias en pista y no habría grupos tan grandes.
Otro aspecto que también hay que introducir en esta ecuación es el nuevo límite de edad establecido por la FIM para competir en el Mundial. En 2023 habrá que ser mayor de edad para llevar una Moto3, y eso supone que muchos pilotos que hasta ahora daban el salto al campeonato del mundo con 16 años tendrán que pasar dos años más corriendo en esta misma categoría en el FIM CEV Repsol.
De ahora en adelante, los chavales que accedan al Mundial de Moto3 ya no serán tan niños, y para muchos el pilotaje de este tipo de motos se complica a medida que ganan altura y peso; el propio Pedro Acosta ya tuvo problemas a mediados de 2021 cuando dio el estirón en plena temporada, y en más de una ocasión ha recordado lo mucho que le costó acabar bien el año al manillar de su KTM. La moto se le había quedado claramente pequeña, y eso que todavía no había cumplido 17 años.
Cada vez más, en el paddock se empieza hablar seriamente de la necesidad de mejorar la categoría de Moto3. En la actualidad, los pilotos que pasan de Moto3 a Moto2 dejan atrás un motor monocilíndrico de 250 cc y 60 cv para ponerse a los mandos de una Moto2 de 765 cc, 150 cv de potencia y una electrónica mucho más avanzado, un salto que para algunos podría ser menos vertiginoso mejorando la categoría benjamina con motos más rápidas y potentes.
Luca Boscoscuro, team manager del Beta Tools Speed Up, ha comentado en declaraciones a Speedweek.com que "ahora los pilotos llegan al Mundial de Moto3 a los 18 años, miden 1'80 cm y pesan 70 kilos", y con ese tallaje "tienen que pilotar estas pequeñas máquinas monocilíndricas de 250 cc con 60 cv".
El italiano es de la opinión de que "necesitamos motos más grandes con motores más potentes para la categoría de Moto3. No solo por los novatos que ahora tienen 18 años, sino también porque la brecha entre los motores de 250 cc y los motores de tres cilindros de 765 cc en Moto2, que se ha vuelto demasiado grande".
Para Boscoscuro, un cambio a motores de 400 ó 500 cc y configuración de dos cilindros en V sería un impulso importante para una categoría que parece haberse quedado ya obsoleta: "Hay que plantearse si no conviene pasarse a motores bicilíndricos de 400 o 500 cc en el Mundial de Moto3. Aprilia, por ejemplo, tiene un muy buen motor V2 de 500 cc que produce 70 cv de serie. En el Mundial de Supersport hace tiempo que se aumenta la cilindrada máxima por encima de los 600 cc".
Desde Dorna, sin embargo, no ven la situación con los mismos ojos. Carmelo Ezpeleta ha declarado a este mismo medio alemán que, si bien están abiertos a introducir cambios en la categoría de Moto3 en un futuro a largo plazo, de momento tienen las manos atadas hasta dentro de cuatro años: "No cambiaremos la cilindrada hasta finales de 2026. Para 2027, podemos pensar en algo nuevo en consulta con las fábricas", afirma el CEO de Dorna.
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El directivo español asegura "haber echado ya un vistazo a los bicilíndricos de 400 cc" como alternativa a los actuales propulsores de 250 cc, y aunque la idea podría funcionar en el futuro, Ezpeleta alude a la falta de motores japoneses con este tipo de configuración como el principal escollo a la hora de hacer cambios en Moto3: "Los japoneses no tienen estas motos en su programa. También podríamos subir a 500 cc en Moto3, no ería problema. Aprilia y KTM ya tienen motocicletas de este tipo", puntualiza Ezpeleta, dejando abierta la puerta a cambiar el concepto de Moto3 en un futuro, aunque no será pronto.