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En un sector donde muchas marcas desarrollan sus propias soluciones tecnológicas de forma cerrada, la marca de motos eléctricas finlandesa Verge Motorcycles ha tenido una idea un tanto poco convencional; una estrategia distinta: compartir. Una palabra que suena un tanto rara en el mundo de la moto (excepto por colaboraciones como la de Bimota o Kawasaki o CFMoto y KTM, que tienen su explicación empresarial). Su nueva división, Verge Next, nace con el objetivo de ofrecer su tecnología a otros fabricantes del mundo de las dos ruedas eléctricas. Y eso es algo inaudito, más o menos.
Verge lleva tiempo en el mercado de las eléctricas, en especial por el uso de un motor poco convencional: el 'Donut Engine' que llaman todos popularmente. Este propulsor, desarrollado junto a Donut Lab, va integrado en la rueda trasera y prescinde del buje central.
El resultado es un sistema más ligero, más eficiente y con una entrega de potencia directa. Ahora, con Verge Next, la empresa abre la puerta a que otras marcas puedan incorporar esta misma tecnología a sus propios vehículos. Y ahí está lo raro, pero es una visión estratégica de época.
El enfoque de Verge va más allá de vender piezas sueltas. La compañía ofrece una plataforma modular que se adapta a diferentes tipos de vehículos, desde motos hasta bicis eléctricas. Esto permite a otros fabricantes reducir tiempos de desarrollo, abaratar costes y lanzar nuevos modelos al mercado con mayor rapidez. Además, la eficiencia del sistema contribuye a alargar la vida útil de los vehículos y reducir el desgaste de las baterías.
Según Tuomo Lehtimäki, CEO de Verge, ya son varias las empresas interesadas en integrar esta tecnología. La intención es crear un ecosistema en el que diferentes actores puedan colaborar e innovar de forma conjunta, con mejoras tanto en seguridad como en experiencia de conducción. Marko Lehtimäki, CEO de Donut Lab y presidente de Verge, destaca que no se trata únicamente de licenciar tecnología, sino de impulsar una nueva generación de vehículos eléctricos, más accesibles y sostenibles.
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La clave está en el cambio de enfoque: apostar por la colaboración en lugar del aislamiento tecnológico. Y esa es una jugada que podría marcar un antes y un después en la industria de la movilidad eléctrica. Evidentemente las empresas no viven de la caridad, y la estrategia es la de vender una plataforma que funciona a muchos. Pero resulta que eso también podría tener ventajas para todos.